La pobreza, en su forma más extrema, es indigencia. Es tratar de sobrevivir sin lo esencial para la vida, como alimentos, agua o refugio. Para la región subsahariana del África, esta es una realidad para casi la mitad de la población. Sin las necesidades más básicas a su disposición, los niños en el continente africano no pueden imaginarse una vida sin pobreza, y el círculo vicioso continúa. Su apadrinamiento o donativo genera un cambio duradero en la vida de los niños y jóvenes que viven en estas comunidades al brindarles acceso a alimentos y medicamentos, así como también a atención médica y dental, programas educacionales, servicios de saneamiento y más.
La pobreza, en su forma más extrema, es indigencia. Es tratar de sobrevivir sin lo esencial para la vida, como alimentos, agua o refugio. Para la región subsahariana del África, esta es una realidad para casi la mitad de la población. Sin las necesidades más básicas a su disposición, los niños en el continente africano no pueden imaginarse una vida sin pobreza, y el círculo vicioso continúa. Su apadrinamiento o donativo genera un cambio duradero en la vida de los niños y jóvenes que viven en estas comunidades al brindarles acceso a alimentos y medicamentos, así como también a atención médica y dental, programas educacionales, servicios de saneamiento y más.
