El problema con el orgullo aparece cuando es tan elevado que mueve a la persona a la soberbia, la cual le hace valorarse a sí misma por encima de las demás. Puede llegar a ser una fuente de bloqueo, tanto de las ideas, como de la empatía con los otros.
La persona narcisista puede resistirse a tomar conciencia del daño al otro y aferrarse al orgullo. Consigue con ello salvaguardar su imagen ante sí, pero crea un intenso malestar al otro. No obstante, en ocasiones la resistencia cede a la evidencia, y se hace cargo en toda su magnitud. Y ahí sí aparecería la vergüenza, y con ella un intenso malestar.
La persona narcisista puede resistirse a tomar conciencia del daño al otro y aferrarse al orgullo. Consigue con ello salvaguardar su imagen ante sí, pero crea un intenso malestar al otro. No obstante, en ocasiones la resistencia cede a la evidencia, y se hace cargo en toda su magnitud. Y ahí sí aparecería la vergüenza, y con ella un intenso malestar.
El problema con el orgullo aparece cuando es tan elevado que mueve a la persona a la soberbia, la cual le hace valorarse a sí misma por encima de las demás. Puede llegar a ser una fuente de bloqueo, tanto de las ideas, como de la empatía con los otros.
La persona narcisista puede resistirse a tomar conciencia del daño al otro y aferrarse al orgullo. Consigue con ello salvaguardar su imagen ante sí, pero crea un intenso malestar al otro. No obstante, en ocasiones la resistencia cede a la evidencia, y se hace cargo en toda su magnitud. Y ahí sí aparecería la vergüenza, y con ella un intenso malestar.


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