“Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra”.
Las palabras de Jesús sugieren que es tan seguro que la voluntad de Dios se llevará a cabo en la tierra como en el cielo, donde Dios habita. La voluntad de Dios ha resultado imparable en el cielo; allí, el Hijo de Dios hizo la guerra contra Satanás y sus cohortes, arrojándolos a la tierra. ( Apocalipsis 12: 9-12 ) Esta tercera petición de la oración modelo, como las dos primeras, nos ayuda a mantener nuestro enfoque en lo que más importa, no en nuestra propia voluntad, sino en la de Dios. Es su voluntad la que siempre produce el mayor bien para toda la creación. Por eso, hasta el hombre perfecto Jesús le dijo a su Padre: “No se cumpla mi voluntad, sino la tuya” ( Lucas 22:42) .
Las palabras de Jesús sugieren que es tan seguro que la voluntad de Dios se llevará a cabo en la tierra como en el cielo, donde Dios habita. La voluntad de Dios ha resultado imparable en el cielo; allí, el Hijo de Dios hizo la guerra contra Satanás y sus cohortes, arrojándolos a la tierra. ( Apocalipsis 12: 9-12 ) Esta tercera petición de la oración modelo, como las dos primeras, nos ayuda a mantener nuestro enfoque en lo que más importa, no en nuestra propia voluntad, sino en la de Dios. Es su voluntad la que siempre produce el mayor bien para toda la creación. Por eso, hasta el hombre perfecto Jesús le dijo a su Padre: “No se cumpla mi voluntad, sino la tuya” ( Lucas 22:42) .
“Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra”.
Las palabras de Jesús sugieren que es tan seguro que la voluntad de Dios se llevará a cabo en la tierra como en el cielo, donde Dios habita. La voluntad de Dios ha resultado imparable en el cielo; allí, el Hijo de Dios hizo la guerra contra Satanás y sus cohortes, arrojándolos a la tierra. ( Apocalipsis 12: 9-12 ) Esta tercera petición de la oración modelo, como las dos primeras, nos ayuda a mantener nuestro enfoque en lo que más importa, no en nuestra propia voluntad, sino en la de Dios. Es su voluntad la que siempre produce el mayor bien para toda la creación. Por eso, hasta el hombre perfecto Jesús le dijo a su Padre: “No se cumpla mi voluntad, sino la tuya” ( Lucas 22:42) .

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