Consecuencias en los mercados
En este sentido, las consecuencias derivadas de uno de estos cisnes negros son uno de los riesgos a los que se tiene que hacer frente cuando se opera en los mercados financieros. Por ello, aunque se trata de sucesos con baja probabilidad de que ocurran, sería un grave error ignorarlos. Y aunque es difícil protegerse de un cisne negro en su totalidad (porque no se pueden prever), es importante contar con una cartera diversificada y estructurada con distintas clases de activos para que puedan actuar como contrapesos en el caso de tener que responder a diferentes circunstancias económicas o financieras.
Y es que, aunque la historia parezca una concatenación de eventos inevitables, está llena de eventos cisnes negros que han cambiado el rumbo de la misma. La Primera Guerra Mundial, el ascenso de Hitler al poder, el crack de 1929 o el de 1987, los atentados de las Torres Gemelas, la caída de Lehman Brothers, el Brexit o la actual pandemia del Covid-19 son ejemplos de este tipo de terremotos, que no se pudieron prever y que tuvieron importantes consecuencias. Es decir, cisnes negros, cuya presencia conforme el mundo se ha hecho más complejo y global es más común y a los que los inversores comienzan a acostumbrarse.
En este sentido, las consecuencias derivadas de uno de estos cisnes negros son uno de los riesgos a los que se tiene que hacer frente cuando se opera en los mercados financieros. Por ello, aunque se trata de sucesos con baja probabilidad de que ocurran, sería un grave error ignorarlos. Y aunque es difícil protegerse de un cisne negro en su totalidad (porque no se pueden prever), es importante contar con una cartera diversificada y estructurada con distintas clases de activos para que puedan actuar como contrapesos en el caso de tener que responder a diferentes circunstancias económicas o financieras.
Y es que, aunque la historia parezca una concatenación de eventos inevitables, está llena de eventos cisnes negros que han cambiado el rumbo de la misma. La Primera Guerra Mundial, el ascenso de Hitler al poder, el crack de 1929 o el de 1987, los atentados de las Torres Gemelas, la caída de Lehman Brothers, el Brexit o la actual pandemia del Covid-19 son ejemplos de este tipo de terremotos, que no se pudieron prever y que tuvieron importantes consecuencias. Es decir, cisnes negros, cuya presencia conforme el mundo se ha hecho más complejo y global es más común y a los que los inversores comienzan a acostumbrarse.
Consecuencias en los mercados
En este sentido, las consecuencias derivadas de uno de estos cisnes negros son uno de los riesgos a los que se tiene que hacer frente cuando se opera en los mercados financieros. Por ello, aunque se trata de sucesos con baja probabilidad de que ocurran, sería un grave error ignorarlos. Y aunque es difícil protegerse de un cisne negro en su totalidad (porque no se pueden prever), es importante contar con una cartera diversificada y estructurada con distintas clases de activos para que puedan actuar como contrapesos en el caso de tener que responder a diferentes circunstancias económicas o financieras.
Y es que, aunque la historia parezca una concatenación de eventos inevitables, está llena de eventos cisnes negros que han cambiado el rumbo de la misma. La Primera Guerra Mundial, el ascenso de Hitler al poder, el crack de 1929 o el de 1987, los atentados de las Torres Gemelas, la caída de Lehman Brothers, el Brexit o la actual pandemia del Covid-19 son ejemplos de este tipo de terremotos, que no se pudieron prever y que tuvieron importantes consecuencias. Es decir, cisnes negros, cuya presencia conforme el mundo se ha hecho más complejo y global es más común y a los que los inversores comienzan a acostumbrarse.
