¿Por qué es mejor no casarse demasiado joven?
Cumplir ese compromiso requiere madurez. Por ello, Pablo aconseja a los cristianos que es preferible que pospongan el matrimonio hasta que hayan pasado la “flor de la juventud”, el tiempo en el que los impulsos sexuales se intensifican y pueden afectar el buen juicio. (1 Corintios 7:36.) Los jóvenes cambian con rapidez al crecer. Muchos de los que se casan cuando son muy jóvenes se dan cuenta de que sus necesidades y deseos, así como los de su pareja, cambian después de unos cuantos años. Las estadísticas ponen de relieve que la probabilidad de que los matrimonios de adolescentes sean infelices y terminen en divorcio es mucho mayor que en el caso de los que se desposan más tarde. De modo que no hay que precipitarse. Los años que vivimos como adultos jóvenes solteros pueden proporcionarnos una experiencia muy valiosa para convertirnos en cónyuges más maduros y mejor preparados. Posponer el matrimonio también puede ayudarnos a entendernos mejor a nosotros mismos, un factor esencial para una buena relación de pareja.
Cumplir ese compromiso requiere madurez. Por ello, Pablo aconseja a los cristianos que es preferible que pospongan el matrimonio hasta que hayan pasado la “flor de la juventud”, el tiempo en el que los impulsos sexuales se intensifican y pueden afectar el buen juicio. (1 Corintios 7:36.) Los jóvenes cambian con rapidez al crecer. Muchos de los que se casan cuando son muy jóvenes se dan cuenta de que sus necesidades y deseos, así como los de su pareja, cambian después de unos cuantos años. Las estadísticas ponen de relieve que la probabilidad de que los matrimonios de adolescentes sean infelices y terminen en divorcio es mucho mayor que en el caso de los que se desposan más tarde. De modo que no hay que precipitarse. Los años que vivimos como adultos jóvenes solteros pueden proporcionarnos una experiencia muy valiosa para convertirnos en cónyuges más maduros y mejor preparados. Posponer el matrimonio también puede ayudarnos a entendernos mejor a nosotros mismos, un factor esencial para una buena relación de pareja.
¿Por qué es mejor no casarse demasiado joven?
Cumplir ese compromiso requiere madurez. Por ello, Pablo aconseja a los cristianos que es preferible que pospongan el matrimonio hasta que hayan pasado la “flor de la juventud”, el tiempo en el que los impulsos sexuales se intensifican y pueden afectar el buen juicio. (1 Corintios 7:36.) Los jóvenes cambian con rapidez al crecer. Muchos de los que se casan cuando son muy jóvenes se dan cuenta de que sus necesidades y deseos, así como los de su pareja, cambian después de unos cuantos años. Las estadísticas ponen de relieve que la probabilidad de que los matrimonios de adolescentes sean infelices y terminen en divorcio es mucho mayor que en el caso de los que se desposan más tarde. De modo que no hay que precipitarse. Los años que vivimos como adultos jóvenes solteros pueden proporcionarnos una experiencia muy valiosa para convertirnos en cónyuges más maduros y mejor preparados. Posponer el matrimonio también puede ayudarnos a entendernos mejor a nosotros mismos, un factor esencial para una buena relación de pareja.
