Amores que matan
Muchos padres y madres usan una máxima recurrente que repiten a sus hijos siempre: “nadie te va a querer como te queremos nosotros”. Esta frase, aunque puede tener gran parte de razón, frecuentemente hace que muchas personas que se han sentido poco queridas en su entorno familiar asuman que, de alguna manera, no tienen ningún derecho a sentirse mal, puesto que todo lo que hizo su familia fue “por su bien”. Esto, en casos extremos, puede llevar a que no se denuncien situaciones de abuso o malos tratos.
Hay que empezar a redefinir el amor fraternal de una forma más sana. El amor de una familia es obvio, pero hay amores mal entendidos, amores que matan. Compartir genes con alguien no es motivo para que alguien se crea con el derecho de hacerte daño, manipularte o coaccionarte. Ser pariente de alguien tiene que ver con compartir una carga genética y biológica, pero el vínculo emocional va mucho más allá de eso y el primero no es condición indispensable para el segundo, ni tampoco la causa. Las personas vamos madurando y aprendiendo qué familiares tienen nuestro afecto y cariño, y esto no es algo que venga escrito en el libro de familia.
Muchos padres y madres usan una máxima recurrente que repiten a sus hijos siempre: “nadie te va a querer como te queremos nosotros”. Esta frase, aunque puede tener gran parte de razón, frecuentemente hace que muchas personas que se han sentido poco queridas en su entorno familiar asuman que, de alguna manera, no tienen ningún derecho a sentirse mal, puesto que todo lo que hizo su familia fue “por su bien”. Esto, en casos extremos, puede llevar a que no se denuncien situaciones de abuso o malos tratos.
Hay que empezar a redefinir el amor fraternal de una forma más sana. El amor de una familia es obvio, pero hay amores mal entendidos, amores que matan. Compartir genes con alguien no es motivo para que alguien se crea con el derecho de hacerte daño, manipularte o coaccionarte. Ser pariente de alguien tiene que ver con compartir una carga genética y biológica, pero el vínculo emocional va mucho más allá de eso y el primero no es condición indispensable para el segundo, ni tampoco la causa. Las personas vamos madurando y aprendiendo qué familiares tienen nuestro afecto y cariño, y esto no es algo que venga escrito en el libro de familia.
Amores que matan
Muchos padres y madres usan una máxima recurrente que repiten a sus hijos siempre: “nadie te va a querer como te queremos nosotros”. Esta frase, aunque puede tener gran parte de razón, frecuentemente hace que muchas personas que se han sentido poco queridas en su entorno familiar asuman que, de alguna manera, no tienen ningún derecho a sentirse mal, puesto que todo lo que hizo su familia fue “por su bien”. Esto, en casos extremos, puede llevar a que no se denuncien situaciones de abuso o malos tratos.
Hay que empezar a redefinir el amor fraternal de una forma más sana. El amor de una familia es obvio, pero hay amores mal entendidos, amores que matan. Compartir genes con alguien no es motivo para que alguien se crea con el derecho de hacerte daño, manipularte o coaccionarte. Ser pariente de alguien tiene que ver con compartir una carga genética y biológica, pero el vínculo emocional va mucho más allá de eso y el primero no es condición indispensable para el segundo, ni tampoco la causa. Las personas vamos madurando y aprendiendo qué familiares tienen nuestro afecto y cariño, y esto no es algo que venga escrito en el libro de familia.

