En cuanto a mí, el acercarme a Dios es bueno para mí. En el Señor Soberano Jehová he puesto mi refugio (Sal. 73:28).
Ana, David y un salmista estaban muy angustiados, pero acudieron a Jehová en busca de ayuda. Se desahogaron con él en oración. Le explicaron con franqueza por qué se sentían tan angustiados. Y no dejaron de ir al lugar donde se adoraba a Jehová (1 Sam. 1:9, 10; Sal. 55:22; 73:17; 122:1). Nuestro compasivo Dios les contestó a todos ellos. Ana consiguió tranquilidad de espíritu (1 Sam. 1:18). David escribió: “Son muchas las calamidades del justo, pero de todas ellas lo libra Jehová” (Sal. 34:19). Y el salmista sintió que Jehová lo había agarrado “de la mano derecha” y lo había guiado con sus amorosos consejos (Sal. 73:23, 24). ¿Qué aprendemos de estos ejemplos? Que, a veces, nos sentiremos angustiados por culpa de los problemas. Pero saldremos adelante si pensamos en cómo Jehová ha ayudado a otros, le oramos y le obedecemos en todo (Sal. 143:1, 4-8). w19.06 17, 18 párrs. 14, 15
Ana, David y un salmista estaban muy angustiados, pero acudieron a Jehová en busca de ayuda. Se desahogaron con él en oración. Le explicaron con franqueza por qué se sentían tan angustiados. Y no dejaron de ir al lugar donde se adoraba a Jehová (1 Sam. 1:9, 10; Sal. 55:22; 73:17; 122:1). Nuestro compasivo Dios les contestó a todos ellos. Ana consiguió tranquilidad de espíritu (1 Sam. 1:18). David escribió: “Son muchas las calamidades del justo, pero de todas ellas lo libra Jehová” (Sal. 34:19). Y el salmista sintió que Jehová lo había agarrado “de la mano derecha” y lo había guiado con sus amorosos consejos (Sal. 73:23, 24). ¿Qué aprendemos de estos ejemplos? Que, a veces, nos sentiremos angustiados por culpa de los problemas. Pero saldremos adelante si pensamos en cómo Jehová ha ayudado a otros, le oramos y le obedecemos en todo (Sal. 143:1, 4-8). w19.06 17, 18 párrs. 14, 15
En cuanto a mí, el acercarme a Dios es bueno para mí. En el Señor Soberano Jehová he puesto mi refugio (Sal. 73:28).
Ana, David y un salmista estaban muy angustiados, pero acudieron a Jehová en busca de ayuda. Se desahogaron con él en oración. Le explicaron con franqueza por qué se sentían tan angustiados. Y no dejaron de ir al lugar donde se adoraba a Jehová (1 Sam. 1:9, 10; Sal. 55:22; 73:17; 122:1). Nuestro compasivo Dios les contestó a todos ellos. Ana consiguió tranquilidad de espíritu (1 Sam. 1:18). David escribió: “Son muchas las calamidades del justo, pero de todas ellas lo libra Jehová” (Sal. 34:19). Y el salmista sintió que Jehová lo había agarrado “de la mano derecha” y lo había guiado con sus amorosos consejos (Sal. 73:23, 24). ¿Qué aprendemos de estos ejemplos? Que, a veces, nos sentiremos angustiados por culpa de los problemas. Pero saldremos adelante si pensamos en cómo Jehová ha ayudado a otros, le oramos y le obedecemos en todo (Sal. 143:1, 4-8). w19.06 17, 18 párrs. 14, 15
