TEXTO DEL DIA.
Viernes 10 de septiembre
Prosigo hacia la meta (Filip. 3:14).
El apóstol Pablo les recordó a los cristianos de Filipos que debían seguir corriendo con aguante. La congregación de aquella ciudad sufrió dura oposición desde sus inicios. Todo comenzó hacia el año 50, cuando Pablo y Silas llegaron a Filipos tras recibir la invitación de Dios de ir a Macedonia (Hech. 16:9). Allí encontraron a una mujer llamada Lidia, que los escuchó. Jehová le abrió el corazón para que prestara atención a las buenas noticias (Hech. 16:14). Poco después, ella y todos los que vivían en su casa se bautizaron. Sin embargo, el Diablo no se quedó de brazos cruzados. Unos hombres de la ciudad arrastraron a Pablo y a Silas ante los magistrados civiles y los acusaron falsamente de causar disturbios. Como consecuencia, golpearon a Pablo y a Silas, los encarcelaron y les pidieron que abandonaran la ciudad (Hech. 16:16-40). ¿Se rindieron? Jamás. ¿Y los hermanos de aquella congregación recién formada? Su reacción fue admirable, pues también aguantaron. No cabe duda de que los animó el buen ejemplo que les dieron Pablo y Silas. w19.08 2 párrs. 1, 2
Viernes 10 de septiembre
Prosigo hacia la meta (Filip. 3:14).
El apóstol Pablo les recordó a los cristianos de Filipos que debían seguir corriendo con aguante. La congregación de aquella ciudad sufrió dura oposición desde sus inicios. Todo comenzó hacia el año 50, cuando Pablo y Silas llegaron a Filipos tras recibir la invitación de Dios de ir a Macedonia (Hech. 16:9). Allí encontraron a una mujer llamada Lidia, que los escuchó. Jehová le abrió el corazón para que prestara atención a las buenas noticias (Hech. 16:14). Poco después, ella y todos los que vivían en su casa se bautizaron. Sin embargo, el Diablo no se quedó de brazos cruzados. Unos hombres de la ciudad arrastraron a Pablo y a Silas ante los magistrados civiles y los acusaron falsamente de causar disturbios. Como consecuencia, golpearon a Pablo y a Silas, los encarcelaron y les pidieron que abandonaran la ciudad (Hech. 16:16-40). ¿Se rindieron? Jamás. ¿Y los hermanos de aquella congregación recién formada? Su reacción fue admirable, pues también aguantaron. No cabe duda de que los animó el buen ejemplo que les dieron Pablo y Silas. w19.08 2 párrs. 1, 2
TEXTO DEL DIA.
Viernes 10 de septiembre
Prosigo hacia la meta (Filip. 3:14).
El apóstol Pablo les recordó a los cristianos de Filipos que debían seguir corriendo con aguante. La congregación de aquella ciudad sufrió dura oposición desde sus inicios. Todo comenzó hacia el año 50, cuando Pablo y Silas llegaron a Filipos tras recibir la invitación de Dios de ir a Macedonia (Hech. 16:9). Allí encontraron a una mujer llamada Lidia, que los escuchó. Jehová le abrió el corazón para que prestara atención a las buenas noticias (Hech. 16:14). Poco después, ella y todos los que vivían en su casa se bautizaron. Sin embargo, el Diablo no se quedó de brazos cruzados. Unos hombres de la ciudad arrastraron a Pablo y a Silas ante los magistrados civiles y los acusaron falsamente de causar disturbios. Como consecuencia, golpearon a Pablo y a Silas, los encarcelaron y les pidieron que abandonaran la ciudad (Hech. 16:16-40). ¿Se rindieron? Jamás. ¿Y los hermanos de aquella congregación recién formada? Su reacción fue admirable, pues también aguantaron. No cabe duda de que los animó el buen ejemplo que les dieron Pablo y Silas. w19.08 2 párrs. 1, 2

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