Cada uno es probado al ser atraído y seducido por su propio deseo (Sant. 1:14).
La clase de entretenimiento no es lo único que debemos controlar con atención. También debemos vigilar el tiempo que le dedicamos, porque, si no, podemos pasar más tiempo divirtiéndonos que sirviendo a Jehová. Primero, averigüemos cuánto es en realidad. Para ello, podríamos anotar en un calendario las horas que pasamos durante una semana viendo la televisión, navegando por Internet y jugando con nuestro dispositivo móvil. Si descubrimos que dedicamos demasiado tiempo a estas cosas, tratemos de hacer un horario. Incluyamos primero las actividades más importantes y luego fijemos tiempo para el entretenimiento. Después, pidámosle a Jehová que nos ayude a apegarnos a ese horario. Así tendremos el tiempo y las energías que necesitamos para el estudio personal de la Biblia, la adoración en familia, las reuniones y la obra de predicar y hacer discípulos. Además, no nos sentiremos culpables de dedicar un rato al entretenimiento. w19.10 30 párrs. 14, 16; 31 párr. 17
La clase de entretenimiento no es lo único que debemos controlar con atención. También debemos vigilar el tiempo que le dedicamos, porque, si no, podemos pasar más tiempo divirtiéndonos que sirviendo a Jehová. Primero, averigüemos cuánto es en realidad. Para ello, podríamos anotar en un calendario las horas que pasamos durante una semana viendo la televisión, navegando por Internet y jugando con nuestro dispositivo móvil. Si descubrimos que dedicamos demasiado tiempo a estas cosas, tratemos de hacer un horario. Incluyamos primero las actividades más importantes y luego fijemos tiempo para el entretenimiento. Después, pidámosle a Jehová que nos ayude a apegarnos a ese horario. Así tendremos el tiempo y las energías que necesitamos para el estudio personal de la Biblia, la adoración en familia, las reuniones y la obra de predicar y hacer discípulos. Además, no nos sentiremos culpables de dedicar un rato al entretenimiento. w19.10 30 párrs. 14, 16; 31 párr. 17
Cada uno es probado al ser atraído y seducido por su propio deseo (Sant. 1:14).
La clase de entretenimiento no es lo único que debemos controlar con atención. También debemos vigilar el tiempo que le dedicamos, porque, si no, podemos pasar más tiempo divirtiéndonos que sirviendo a Jehová. Primero, averigüemos cuánto es en realidad. Para ello, podríamos anotar en un calendario las horas que pasamos durante una semana viendo la televisión, navegando por Internet y jugando con nuestro dispositivo móvil. Si descubrimos que dedicamos demasiado tiempo a estas cosas, tratemos de hacer un horario. Incluyamos primero las actividades más importantes y luego fijemos tiempo para el entretenimiento. Después, pidámosle a Jehová que nos ayude a apegarnos a ese horario. Así tendremos el tiempo y las energías que necesitamos para el estudio personal de la Biblia, la adoración en familia, las reuniones y la obra de predicar y hacer discípulos. Además, no nos sentiremos culpables de dedicar un rato al entretenimiento. w19.10 30 párrs. 14, 16; 31 párr. 17

