Domingo 7 de marzo
La forma de adoración que es limpia e incontaminada desde el punto de vista de nuestro Dios y Padre es esta: cuidar de los huérfanos y de las viudas en su tribulación (Sant. 1:27).
Tal como Rut se mantuvo al lado de Noemí, debemos seguir apoyando a quienes han enviudado (Rut 1:16, 17). Paula dice: “Justo después de la muerte de mi esposo, recibí mucho apoyo. Con el paso del tiempo, la vida de la gente pareció volver a la normalidad. Pero mi vida había cambiado por completo. Es de gran ayuda que los demás entiendan que la persona que está de duelo necesita apoyo durante meses, incluso durante años”. Como es lógico, cada persona es distinta y vive el duelo de manera diferente. Algunas parecen adaptarse a sus nuevas circunstancias relativamente rápido. En cambio, otras sufren cada vez que hacen algo que hacían con la persona fallecida. No olvidemos que Jehová nos da el honor y la responsabilidad de cuidar de quienes han enviudado
La forma de adoración que es limpia e incontaminada desde el punto de vista de nuestro Dios y Padre es esta: cuidar de los huérfanos y de las viudas en su tribulación (Sant. 1:27).
Tal como Rut se mantuvo al lado de Noemí, debemos seguir apoyando a quienes han enviudado (Rut 1:16, 17). Paula dice: “Justo después de la muerte de mi esposo, recibí mucho apoyo. Con el paso del tiempo, la vida de la gente pareció volver a la normalidad. Pero mi vida había cambiado por completo. Es de gran ayuda que los demás entiendan que la persona que está de duelo necesita apoyo durante meses, incluso durante años”. Como es lógico, cada persona es distinta y vive el duelo de manera diferente. Algunas parecen adaptarse a sus nuevas circunstancias relativamente rápido. En cambio, otras sufren cada vez que hacen algo que hacían con la persona fallecida. No olvidemos que Jehová nos da el honor y la responsabilidad de cuidar de quienes han enviudado
Domingo 7 de marzo
La forma de adoración que es limpia e incontaminada desde el punto de vista de nuestro Dios y Padre es esta: cuidar de los huérfanos y de las viudas en su tribulación (Sant. 1:27).
Tal como Rut se mantuvo al lado de Noemí, debemos seguir apoyando a quienes han enviudado (Rut 1:16, 17). Paula dice: “Justo después de la muerte de mi esposo, recibí mucho apoyo. Con el paso del tiempo, la vida de la gente pareció volver a la normalidad. Pero mi vida había cambiado por completo. Es de gran ayuda que los demás entiendan que la persona que está de duelo necesita apoyo durante meses, incluso durante años”. Como es lógico, cada persona es distinta y vive el duelo de manera diferente. Algunas parecen adaptarse a sus nuevas circunstancias relativamente rápido. En cambio, otras sufren cada vez que hacen algo que hacían con la persona fallecida. No olvidemos que Jehová nos da el honor y la responsabilidad de cuidar de quienes han enviudado

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