Habla a tus hijos como si fueran personas mágicas, seres hechos de amabilidad, dotados de humildad a la vez que de respetuosa sabiduría, porque de ese modo, y a fuerza de escucharlo y de creerlo y actuarán finalmente de ese modo.
Habla a tus hijos como si fueran personas mágicas, seres hechos de amabilidad, dotados de humildad a la vez que de respetuosa sabiduría, porque de ese modo, y a fuerza de escucharlo y de creerlo y actuarán finalmente de ese modo.


2 Comentarios