Jueves 25 de febrero
Vivo por causa del Padre (Juan 6:57).
Con las palabras del texto de hoy, Jesús reconoció que su Padre le había dado la vida y todo lo necesario para mantenerla. Jesús confió sin reservas en él, y Jehová atendió sus necesidades físicas. Pero lo más importante es que lo cuidó en sentido espiritual (Mat. 4:4). Jehová también atiende nuestras necesidades espirituales. Nos ha revelado mediante su Palabra la verdad sobre sí mismo, su propósito, el sentido de la vida y lo que sucederá en el futuro. Se interesó en cada uno de nosotros cuando conocimos la verdad y se valió de nuestros padres o de otros maestros para ayudarnos a conocerlo. Y sigue ayudándonos con cariño a través de los ancianos de la congregación y otros hermanos maduros.
Vivo por causa del Padre (Juan 6:57).
Con las palabras del texto de hoy, Jesús reconoció que su Padre le había dado la vida y todo lo necesario para mantenerla. Jesús confió sin reservas en él, y Jehová atendió sus necesidades físicas. Pero lo más importante es que lo cuidó en sentido espiritual (Mat. 4:4). Jehová también atiende nuestras necesidades espirituales. Nos ha revelado mediante su Palabra la verdad sobre sí mismo, su propósito, el sentido de la vida y lo que sucederá en el futuro. Se interesó en cada uno de nosotros cuando conocimos la verdad y se valió de nuestros padres o de otros maestros para ayudarnos a conocerlo. Y sigue ayudándonos con cariño a través de los ancianos de la congregación y otros hermanos maduros.
Jueves 25 de febrero
Vivo por causa del Padre (Juan 6:57).
Con las palabras del texto de hoy, Jesús reconoció que su Padre le había dado la vida y todo lo necesario para mantenerla. Jesús confió sin reservas en él, y Jehová atendió sus necesidades físicas. Pero lo más importante es que lo cuidó en sentido espiritual (Mat. 4:4). Jehová también atiende nuestras necesidades espirituales. Nos ha revelado mediante su Palabra la verdad sobre sí mismo, su propósito, el sentido de la vida y lo que sucederá en el futuro. Se interesó en cada uno de nosotros cuando conocimos la verdad y se valió de nuestros padres o de otros maestros para ayudarnos a conocerlo. Y sigue ayudándonos con cariño a través de los ancianos de la congregación y otros hermanos maduros.
