Los astrónomos de hoy, con sus más penetrantes telescopios, solo pueden calcular aproximadamente el número de los astros que pueden traer al campo de lo visible. No es así en el caso del Creador de los cielos y la Tierra. Él “está contando el número de las estrellas; a todas ellas las llama por sus nombres.” (Salmo 147:4) Él compara a todas las estrellas del cielo con un ejército de enorme tamaño. Él sabe cuántos hay en este ejército suyo. Conoce a cada miembro de este ejército por nombre. De memoria puede repasar la lista de ellos. Cuando pasa lista, ni un solo miembro de este ejército astral deja de responder. Cada uno responde a su nombre y rinde cuentas de la ejecución de su función. Él encuentra a cada uno cumpliendo el propósito para el cual fue creado. No falta ninguno.
Los astrónomos de hoy, con sus más penetrantes telescopios, solo pueden calcular aproximadamente el número de los astros que pueden traer al campo de lo visible. No es así en el caso del Creador de los cielos y la Tierra. Él “está contando el número de las estrellas; a todas ellas las llama por sus nombres.” (Salmo 147:4) Él compara a todas las estrellas del cielo con un ejército de enorme tamaño. Él sabe cuántos hay en este ejército suyo. Conoce a cada miembro de este ejército por nombre. De memoria puede repasar la lista de ellos. Cuando pasa lista, ni un solo miembro de este ejército astral deja de responder. Cada uno responde a su nombre y rinde cuentas de la ejecución de su función. Él encuentra a cada uno cumpliendo el propósito para el cual fue creado. No falta ninguno.

