El rostro de la tragedia
Nadie quiere ver morir a una persona. Pero, en esa oportunidad, era poco lo que podía hacer el fotoperiodista Fournier para cambiar el destino de Omayra. Él estaba allí para cumplir con su trabajo. El rostro de la niña, con los ojos enrojecidos, sus manos grises por el barro seco que se sujetaban a un palo para no hundirse, quedó en el lente de la cámara de Fournier. La imagen fue publicada en París Match y causó impacto.
“En el momento no me percaté de lo poderosa que era la imagen, en cómo los ojos de la niña conectan con la cámara. La gente me preguntaba ‘¿Por qué no la ayudaste?’, ‘¿Por qué no la sacaron de allí?’. Pero era imposible”, admitió el fotoperiodista. Incluso la fotografía fue objeto de debates en la televisión sobre el papel de la prensa en el lugar.
Nadie quiere ver morir a una persona. Pero, en esa oportunidad, era poco lo que podía hacer el fotoperiodista Fournier para cambiar el destino de Omayra. Él estaba allí para cumplir con su trabajo. El rostro de la niña, con los ojos enrojecidos, sus manos grises por el barro seco que se sujetaban a un palo para no hundirse, quedó en el lente de la cámara de Fournier. La imagen fue publicada en París Match y causó impacto.
“En el momento no me percaté de lo poderosa que era la imagen, en cómo los ojos de la niña conectan con la cámara. La gente me preguntaba ‘¿Por qué no la ayudaste?’, ‘¿Por qué no la sacaron de allí?’. Pero era imposible”, admitió el fotoperiodista. Incluso la fotografía fue objeto de debates en la televisión sobre el papel de la prensa en el lugar.
El rostro de la tragedia
Nadie quiere ver morir a una persona. Pero, en esa oportunidad, era poco lo que podía hacer el fotoperiodista Fournier para cambiar el destino de Omayra. Él estaba allí para cumplir con su trabajo. El rostro de la niña, con los ojos enrojecidos, sus manos grises por el barro seco que se sujetaban a un palo para no hundirse, quedó en el lente de la cámara de Fournier. La imagen fue publicada en París Match y causó impacto.
“En el momento no me percaté de lo poderosa que era la imagen, en cómo los ojos de la niña conectan con la cámara. La gente me preguntaba ‘¿Por qué no la ayudaste?’, ‘¿Por qué no la sacaron de allí?’. Pero era imposible”, admitió el fotoperiodista. Incluso la fotografía fue objeto de debates en la televisión sobre el papel de la prensa en el lugar.
