Tras describir la imagen antes mencionada, Daniel escribió: “Una piedra fue cortada [de una montaña], no por manos, y dio contra la imagen en sus pies de hierro y de barro moldeado, y los trituró” (Daniel 2:34). ¿Qué significaría este portentoso espectáculo?
El profeta sigue diciendo: “En los días de aquellos [últimos] reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos [terrestres], y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos” (Daniel 2:44, 45). * Fijémonos en tres puntos importantes.
El Reino victorioso, representado por una gran piedra, es establecido por el propio Dios, no por manos humanas; por eso se lo llama correctamente el Reino de Dios.
El Reino de Dios “triturará” a todos los reinos humanos, entre los que figura la séptima potencia mundial. ¿La razón? Todos se negarán a ceder el poder y lucharán contra Dios en una gran guerra final entablada en un lugar simbólico llamado Har–Magedón, o Armagedón. La Biblia aclara que en esta batalla están involucrados “los reyes de toda la tierra habitada” (Revelación 16:13, 14, 16).
A diferencia de los gobiernos humanos transitorios, incluidas las siete potencias mundiales, el Reino de Dios “nunca será reducido a ruinas”; además, ejercerá su dominio sobre toda la Tierra (Daniel 2:35, 44).
Tras describir la imagen antes mencionada, Daniel escribió: “Una piedra fue cortada [de una montaña], no por manos, y dio contra la imagen en sus pies de hierro y de barro moldeado, y los trituró” (Daniel 2:34). ¿Qué significaría este portentoso espectáculo?
El profeta sigue diciendo: “En los días de aquellos [últimos] reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos [terrestres], y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos” (Daniel 2:44, 45). * Fijémonos en tres puntos importantes.
El Reino victorioso, representado por una gran piedra, es establecido por el propio Dios, no por manos humanas; por eso se lo llama correctamente el Reino de Dios.
El Reino de Dios “triturará” a todos los reinos humanos, entre los que figura la séptima potencia mundial. ¿La razón? Todos se negarán a ceder el poder y lucharán contra Dios en una gran guerra final entablada en un lugar simbólico llamado Har–Magedón, o Armagedón. La Biblia aclara que en esta batalla están involucrados “los reyes de toda la tierra habitada” (Revelación 16:13, 14, 16).
A diferencia de los gobiernos humanos transitorios, incluidas las siete potencias mundiales, el Reino de Dios “nunca será reducido a ruinas”; además, ejercerá su dominio sobre toda la Tierra (Daniel 2:35, 44).